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Frascos de botica son la Pieza del Mes del MUNA

El Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA) está abierto de martes a domingo, de 9:00 a. m. a 5:00 p. m.

El Ministerio de Cultura invita a conocer la Pieza del Mes del MUNA, que en esta ocasión se trata de un conjunto de frascos de botica que pertenecen a la Colección Nacional de Historia, los  cuales estarán en exhibición hasta el 30 de noviembre.

Los frascos fueron elaborados en vidrio ámbar (color que se deriva de las sales de hierro integradas al vidrio durante su fabricación). Poseían un espacio donde se ubicaron viñetas vidriadas patentadas en Estados Unidos e Inglaterra en 1862.

Por la forma del tapón se deduce que los frascos contenían elixir y el frasco pequeño, un compuesto en polvo. El elixir poseía alta concentración de alcohol y el tapón tenía una forma que evitaba la evaporación del líquido y lucía un acabado esmerilado que permitía un cierre ajustado.

Entre algunos elíxires consumidos en El Salvador se encuentran el bromuro de Laroze para enfermedades nerviosas; jarabe y pasta de Vauquelin, reconstituyente contra gripe y bronquitis; o los del Dr. Palomo, como el Elixir de Papayo para hacer funcionar el estómago y el celebrado Jarabe de Yoduro de Hierro, premiado en la Exposición Universal de París de 1900.

El uso de estos frascos era para conservar la pureza y prolongar la vida útil de los activos químicos de las tinturas, fármacos y esencias, al evitar su degradación por la luz, humedad y oxígeno. Estos compuestos eran líquidos, sólidos o en polvo; se trataba de los ingredientes principales para la elaboración de medicamentos que eran surtidos por farmacias y droguerías.

“Esta colección de frascos, que eran dispuestos por categorías en regios muebles con anaqueles de madera de cedro, representa los inicios de una industria en los albores del siglo XX en El Salvador; la química y la farmacéutica, junto con la medicina, simbolizaron el progreso y el triunfo de la ciencia con sus adelantos en materia de tratamiento de enfermedades y afecciones. A inicios del siglo XX, en el edificio conocido como la Rotonda se alojó la Facultad de Medicina, Química y Farmacia”, indica la curadora del museo, Claudia Alfaro.

Los primeros registros mencionan a la farmacia de Tomás G. Palomo, que expendía medicinas, anilinas y gaseosas; farmacia San Rafael, con servicio de 24 horas; farmacia El Globo, importador de drogas y especialidades; la de don Otto von Niebecker, cerca de la casa Ambrogi, y farmacia La Concepción de Arcadio Rochac, popular por su medicamento llamado La Montada, excelente para el tratamiento de reumatismo muscular, poliartritis, poliomielitis, golpes, luxaciones y paperas.  

Las boticas se convertirían en farmacias y surtían a parroquianos y a médicos particulares; en el centro histórico de San Salvador figuraban algunas como farmacia La Reforma, en el portal La Dalia, y al otro costado la farmacia Central de J.M. Castro, en el parque Libertad; otras se ubicaron cerca de plazas, como La Normal, frente a la plaza Bolívar, o en calles transitadas, como la de Santo Domingo (2.a  calle poniente), donde se establecieron los hermanos Rodríguez con la farmacia Americana y a un lado La Concepción; estaban la Cosmos, Santa Teresa, Salvadoreña, Universal y la Santa Lucía, entre otras.

Décadas después, muchos de estos establecimientos se constituirían en grandes industrias químicas y farmacéuticas en El Salvador.

Para conocer la Pieza del Mes visite el MUNA. El costo de entrada para salvadoreños es de $1.00;  centroamericanos y extranjeros residentes $3.00, y no residentes $10.00. Estudiantes con carnet vigente, personas con discapacidad, adultos mayores y niños menores de 12 años entran gratis.

Publicado el 03-11-2022.

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