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“Imborrable: La tierra de nuestras memorias” se inauguró en la Sala Salarrué

Se trata de una exposición itinerante, participativa e infantil creada de manera colectiva bajo un enfoque de derechos humanos y la reconstrucción de la memoria histórica.

El Ministerio de Cultura, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de Naciones Unidas para la Consolidación de la Paz (PBF por sus siglas en inglés) y la Agencia de Cooperación Suiza para América Central (COSUDE) inauguraron la muestra “Imborrable: la tierra de nuestras memorias”, en la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué.

La muestra procura, desde lo lúdico, la experimentación y el juego, promover entre la niñez un primer acercamiento a identidades, eventos históricos y fenómenos sociales que forman parte de la historia salvadoreña.

El acto inaugural contó con la presencia del vicepresidente Félix Ulloa, quien expresó: “Queremos escuchar las historias de manera resiliente para que estos niños, estas niñas que ahora participan en un proyecto artístico puedan incorporar en el mensaje esa visión de las generaciones pasadas y proyecten hacia el futuro las aspiraciones y los anhelos en que debemos vivir todos, en una sociedad libre y democrática”.

Viceministro de Cultura, Eric Doradea

“Esta es una exposición de memoria colectiva que está vinculada con todas las experiencias que nos hacen ser salvadoreños y salvadoreñas, que nos dan identidad, pero también nos cuestiona, nos interroga sobre la construcción de un nuevo momento, otro camino que como ciudadano de este espacio, como habitante de esta tierra, nos merecemos”, manifestó el viceministro de Cultura, Eric  Doradea.

Por su parte, la representante residente del PNUD, Krysia Brade, dijo que el programa ha “apostado por el rescate de la memoria histórica como un pilar fundamental para la construcción de una agenda de país que aborde el proceso de reconciliación, de reconstrucción del tejido social y promoción de la cultura de paz”.

Las temáticas que incluye esta exposición están relacionadas a la masacre indígena de 1932, el conflicto armado (1980-1992) y la identidad nacional, a través de visualizar la danza de los historiantes, el uso del barro y la oraliteratura: mitos y leyendas que conforman los valores sociales de El Salvador. El curador de la exposición es el artista y museólogo Armando Perla.

Para esta muestra, niños y niñas de entre 8 y 12 años crearon piezas artísticas que están integradas en seis salas: “Borrados. Recuperando nuestros rostros”, “Trazos mágicos. Recuerdos familiares”, “Manitas al barro. Resistiendo el olvido”, “Susurros al pie del amate”, “Barquitos coloricos. Navegando mis recuerdos” y “Alboroto. Dibujando nuestra historia”.

Sala “Manitas al barro. Resistiendo el olvido”.

“La sala del barro es para hablar del tema de la masacre de indígenas de 1932 con niñez. Nos planteamos hablar algo tan duro y tan difícil con niños y niñas por medio de herramientas lúdicas de teatro, de dibujo, y en el juego en la caja de arena se hace memoria de la identidad, de cómo la gente plasma memoria por medio de las manos; el mediador hace un anclaje con lo que sucedió en el 32, no contamos la historia sangrienta como tal, sino que por medio del arte y la mediación educativa se busca guiar sobre una temática y que se sepa que existió, que ocurrió”, explicó la antropóloga Ninel Pleitez, cocreadora de la exposición.

Cada sala tiene elementos de memoria e historia, por ejemplo: en la Sala “Alboroto. Dibujando nuestra historia” se muestra una colección de dibujos de niños y niñas refugiados en el campamento Mesa Grande en Honduras, elaborados en los años del conflicto armado (1980-1992). Los dibujos son parte del archivo del Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI)

La exhibición fue diseñada a partir de experiencias individuales y colectivas de niños, niñas y sus familias mediante relatos colectados en procesos de cocreación. Se utilizaron diferentes técnicas y ramas del arte para crear piezas y dinámicas que forman parte de la muestra, las cuales invitan al público a desenterrar del olvido elementos de nuestra identidad colectiva.

El resultado ha sido posible gracias a la suma y multiplicidad de conocimiento y creatividad de decenas de niñas y niños, líderes comunitarios, artesanos, artistas, activistas, curadores y otros expertos del mundo del arte y la cultura. 

“La exposición es muy creativa y bastante buena para que nosotros recordemos nuestras raíces y nuestra cultura. He aprendido que no tenemos que olvidar nuestras tradiciones y tampoco nuestro pasado”, dijo la niña Omaría Celeste Velasquez, estudiante de tercer grado del Centro Escolar Juana López, quien asistió a la inauguración con otros compañeros.

“Para hacer el recorrido los visitantes van a tener a mediadores o guías; ellos han recibido una capacitación sobre arteterapia y manejan el contenido. Vamos a atender al público general y a centros escolares y otras instituciones que deseen conocer la muestra”, explicó la antropóloga Jacqueline Durán, jefa de la Unidad de Investigaciones de Memoria del Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA).

La muestra permanecerá abierta del 1 de julio hasta finales de octubre. Los horarios de atención son de 10:00 a. m. a  10:00 p. m., de martes a domingo.